En la cena, nos reunimos en el gran comedor, el cual sólo tenía una mesa. Y el profesor Dumbledore nos contaba acerca del colegio, ya que entraríamos en cuarto grado, y no podríamos escuchar las cosas de los profesores.
Explicó acerca de los puntos, y las casas. Y de las normas. Nos recomendó algunas cosas, y la cena termino. Al día siguiente Anna, Anya y yo salimos a ver los terrenos y nos acercamos al huerto de calabazas.
-<<”Como quisiera ver y visitar a Hagrid, y tomar un té”>> - pensé
Regresamos al castillo y de nuevo tuvimos una merienda, mientras Marius cada vez me agradaba más, no podía esperar para separarme de Frank. No pudimos salir de nuevo a los terrenos ya que, comenzó una tormenta enorme. Llovía a cántaros. Nos pusimos a jugar baraja en el gran comedor, ya que traía una baraja autobarajeable, y les enseñe un par de juegos. Anna era bastante buena, y ganó buen dinero con las apuestas que hicimos. A eso de las 6 de la tarde, la profesora McGonagall llegó a decirnos severamente que fuéramos a ponernos las túnicas del colegio. Emocionadas, corrimos a nuestra habitación, y me abalancé en mi cofre, para sacar la túnica, y me la puse rápidamente.
¡Estaba tan feliz! ¡Seria seleccionada en una casa! Anoche casi no había podido dormir con la duda de en donde me pondrían. ¿Y si quedaba en Slytherin? No…no quería. Anna me sacó de mi ensimismamiento y fuimos a las puertas principales, donde no había nadie más que Marius y Frank.
La profesora llegó, nos miró y nos dijo que fuéramos a una sala contigua del gran comedor que nos señaló. Dijo que ella vendría por nosotros. Se fue cerrando la puerta. Comenzaba a dolerme el estómago de los nervios.
- <<”Maldita gastritis”>> - pensé, y en eso Marius se me acercó.
- Ojala y quedemos en la misma casa Marianne – dijo sonriendo – me caes muy bien –
- Sería genial – sonreí y después, intenté imaginar cómo se vería con los colores de Gryffindor –
- Deberíamos quedarnos todos en la misma casa – sonrió Anya, - ¡Los extrañaré mucho! –
- No te librarás de mí tan fácilmente – le dije abrazándola y Anna me sonrió. Era una chica genial. Sería bueno tenerla cerca, tal vez a Marius no, me ponía nerviosa cuando me sonreía.
De repente comenzamos a escuchar gritos que provenían del vestíbulo.
-¡Peeves, baja aquí AHORA! -
-¿No es esa la profesora McGonagall? – preguntó Anya
- ¿Quién es Peeves? – preguntó Marius, y me contuve por no contestar.
- ¡Llamaré al director! – se oyó la voz de la profesora McGonagall de nuevo -. Te lo advierto, Peeves... –
Después de esto, la puerta se abrió y nosotros, que estábamos muy cerca de ella, ya que queríamos escuchar; saltamos sorprendidos.
- Vamos… ¡al gran comedor! – dijo la profesora entre enojo y fastidio, y la seguimos, al salir del cuarto vimos a un grupo de alumnos empapados con túnicas, supuse que eran los de primero.
- Bien, primero serán seleccionados ellos, esperen en la puerta por favor hasta que se abran de nuevo –
- Si profesora – dijimos todos, pero no a coro, estábamos muy nerviosos.
La profesora entró con los alumnos de primero, y las puertas se entrecerraron, salía un gran murmullo de voces del gran comedor, que luego fue callado cuando ellos entraron.
De repente, escuche un canto. ¡El sombrero seleccionador! Escuchamos atentos, y cuando termino la canción, el comedor estalló en aplausos y pasaron unos 20 minutos.
Las puertas se abrieron. Frank fue el primero en avanzar, y al entrar quedé maravillada.
El Gran Comedor, que fue decorado para el banquete de comienzo de curso, tenía un
aspecto espléndido. A la luz de cientos y cientos de velas que flotaban en el aire sobre las mesas, brillaban las copas y los platos de oro. Las cuatro largas mesas pertenecientes a las casas estaban abarrotadas de alumnos que nos miraban curiosos. Al fondo del comedor, los profesores se hallaban sentados a lo largo de uno de los lados de la quinta mesa, de cara a sus alumnos. De izquierda a derecha, estaban Slytherin, Ravenclaw, Hufflepuff, y Gryffindor al otro lado del Gran Comedor. Esa caminata se me hizo eterna, me sentía como en un aparador y estaba muy nerviosa. Volteé a ver a la derecha buscando a Harry, Ron y Hermione, y los vi. Estaban al lado de Nick Casi Decapitado, y hablaban entre ellos, en eso Hermione se percató de esto y me gire, en ese momento, llegamos frente al sombrero seleccionador.
En el silencio la voz de la profesora sonó fuerte.
- De Alemania, Becher Frank. – Frank se dirigió al taburete y se sentó
- ¡Slytherin! – gritó el Sombrero Seleccionador cuando apenas rozó la cabeza de Frank, ya lo sospechaba yo. El sonrió satisfecho y camino hacia la mesa de Slytherin donde lo recibieron con vítores.
- De Grecia, Marius Soileris - dijo la profesora, miré a Marcus y me dirigió una sonrisa tranquilizadora, se adelantó y se sentó en el taburete. Esta vez el sombrero se tardo un poco más en hacer su elección. Todas las chicas lo miraban con una sonrisa tonta, y eso me molestó.
- ¡Ravenclaw! – gritó finalmente, Marcus se dirigió a su mesa, donde lo palmearon mientras se sentaba unos chicos, y unas chicas lo saludaron.
- De Italia, Spinelli Anna – dijo la profesora y Anna me lanzó una mirada significativa, se sentó en el taburete, la profesora le puso el sombrero.
- ¡Gryffindor! – dijo el sombrero al poco tiempo y yo sonreí, era la casa más genial del mundo, y me alegrara que Anna estuviera ahí. Los gemelos Weasley comenzaron a hacer escándalo y los reconocí. Anna se sentó casi al lado de Harry, Ron y Hermione.
- De Rusia, Kuznetsova Anya – esta vez, los chicos la miraban embelezados.
- Suerte – me susurró ella mientras caminaba felizmente hacia el banquito
- ¡Hufflepuff! – gritó el sombrero seleccionador después de un rato largo, y ella fue felizmente con los compañeros que le aplaudían enérgicamente.
- <<”Genial”>> - pensé más avergonzada - <<”Solo queda la que sobra, ya todos los equipos de baloncesto eligieron a uno, ahora queda Valentina el salero… ¿Quién la escogerá?... ¡Trágame Gran comedor!....”>> -
- De España, Siegrist….- la profesora miraba la hoja que tenia frente a ella, y me imaginaba que estaba intentando decir el nombre de una vez sin equivocarse, en ese momento entré en pánico y susurré.
- Marianne…-
- …Marianne! – dijo la profesora agradeciéndome con una sonrisa adusta. Lentamente camine hacia el sombrero, y me senté en el banco, me pusieron el sombrero, y vi que cubría mis ojos.
- Hummm.....….interesante – dijo una vocecita – tienes un buen cerebro, puedo verlo, y un buen corazón…
- ¡Soy tu fan sombrero! – pensé emocionada – ¡eres genial! –
- ¿Una fan eh? – soltó una risita – podrías ir casi a cualquier casa –
- ¡Slytherin no! – susurré
- Dije casi, aunque te servirá mucho, y tu nombre significa valiente…..asi que te pondré en – y gritó la última parte – ¡¡GRYFFINDOR!!!! – sentí como mi pecho se inflaba, y una emoción muy grande recorría mis venas. Estuve a punto de gritar : “ ¡Estoy en Gryffindor!”, después correr por el gran comedor y hacer una celebración estilo Chicharito (futbolista). Pero gracias a Dios que me dio sentido común.
Cuando el sombrero hubo gritado Gryffindor, la mesa entró en vítores, y me fui a sentar feliz. Uno de los gemelos dijo:
- ¡Eh! Por aquí – y yo sonreí y me senté junto a el. Ellos estaban frente a Harry, Ron y Hermione, y yo quede frente a Anna que me sonrió. Pero no todo era felicidad, unas chicas que se veían de nuestra edad, nos miraban asesinas.
- Espero que sepan darles la bienvenida, - dijo el profesor Dumbledore – estarán en sus clases, salas comunes, durante lo que resta de la educación escolar. Y ahora, solo me quedan dos palabras por decir: ¡A comer! –
- ¡Obedecemos! – gritaron Harry y Ron y al momento, los platos vacíos se llenaron de comida, mágicamente, yo sonreí con más ganas.
- Bienvenidas a Hogwarts – dijo el fantasma de Nick Casi Decapitado, pero yo sabía que no le gustaba que le dijeran así, así que respondí –
- Gracias Sir Nicolás –
- ¿Pero como? – dijeron los gemelos al unísono –
- Me alegra no ser la única alumna en haber leído la Historia de Hogwarts – dijo Hermione extendiéndome la mano – soy Hermione Jane Granger –
- Marianne Siegrist – dije recibiendo el saludo –
- ¿Tu también lo leíste Valentina? – dijo Anna feliz –
- ¿Tu también? – dijo emocionada Hermione mirando a Anna –
- ¡Si! –
- Anna Spinelli – dijo dándole la mano a Hermione –
- Ron Weasley – dijo Ron sonriendo –
- Mucho gusto – dijimos Anna y yo al mismo tiempo y Harry habló en ese momento lo mire a los ojos, los ojos esmeralda que eran iguales a los de Lily y el se extraño.
- Harry Potter – es lo que dijo –
- Marianne Siegrist – dije sonriendo y Anna también se presentó.
- Bueno, ¿podemos comer ya? – dijo Ron sirviéndose – ¡Muero de hambre! – todos rieron y nos servimos
- Solo piensas en eso Ronald – dijo Hermione girando los ojos, y luego se llevó el tenedor a la boca.
Nick Casi Decapitado nos veía nostálgico mientras comíamos.
— ¡Ah, «esdo esdá me’or»! —dijo Ron con la boca llena de puré de papa.
— Tenéis suerte de que haya banquete esta noche, ¿sabéis? —comentó Nick Casi
Decapitado—. Antes ha habido problemas en las cocinas.
— ¿«Po’ gué»? ¿«Gué ha sudedido»? —dijo Harry, con la boca llena con un buen
pedazo de carne.
- Peeves – dijo Nick, y explicó como este había irrumpido en las cocinas, como los fantasmas estaban intentando sacarlo del castillo, y después mencionó a los elfos…Hermione se dio cuenta de que había cientos de elfos trabajando en Hogwarts y se dedicó a contradecir a Nick Casi Decapitado, alegando que tenían que pagarles a los elfos.
- ¡Esclavitud! – concluyó enojada, y se negó a probar otro bocado más.
Terminamos de cenar, y cuando pensaba que no podía comer más, entonces, aparecieron los postres…pastel de melaza., pudín, pastel de chocolate…las mesas estaban llenas de deliciosos postres, y aún a sabiendas de que me sentiría mal al terminar, me serví un trozo de pastel. Ron intentaba convencer a Hermione de que comiera pastel de chocolate, pero ella se negaba y lo miró con una mirada asesina, así que desistió. Los gemelos jugaban con la comida, mientras Anna y yo reíamos, hasta que Hermione les lanzó una mirada que les recordó a la profesora McGonagall, y decidieron dejar sus platos. Después de un tiempo, la comida desapareció y los trastes quedaron completamente limpios.
El profesor Dumbledore se incorporó y el silencio se hizo en el gran comedor.
- Quisiera hacerles unos anuncios – dijo sonriendo y mirándonos a través de sus gafas de media luna – el señor Filch me recordó que les dijera que hay nuevos artículos en la lista de artículos prohibidos, tales como el frisbee con colmillos, la lista se encuentra pegada en la conserjería para los que quieran revisarla. Además, quisiera decirles a los de primer año, y a nuestros alumnos de nuevo ingreso que esta prohibido ir al bosque, aunque nunca está de mal recordarlo a los alumnos que llevan más tiempo con nosotros. – dijo y volteó a ver a donde estábamos sentados, Harry, Ron y Hermione sonrieron – Es mi penoso deber informarles que no habrá copa de Quidditch este año…-
-¿Qué? – gritó de Harry al igual que muchos alumnos, y Fred y George le decían cosas a Dumbledore, sin hacer sonido alguno, tal vez se debía a que estaban muy conmocionados. Anna me miró tristemente. Dumbledore continuó – Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso... pero estoy seguro de que lo disfrutaréis enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...-
Pero en aquel momento se escuchó un trueno, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe.
En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría con
una capa negra de viaje. Todas las cabezas en el Gran Comedor se volvieron para
observar al extraño, repentinamente iluminado por el resplandor de un rayo que
apareció en el techo. Se bajó la capucha, sacudió una larga melena en parte cana y en
parte negra, y caminó hacia la mesa de los profesores.
“Ojoloco Moody”, o mejor dicho….Barty Crouch Junior…mi interior se llenó de rabia y intenté no hacer una mala cara. Todos lo miraban sorprendidos
-Les presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras
-dijo animadamente Dumbledore, mientras todos callaban—: el profesor Moody.
Nadie aplaudió esta vez, más que Hagrid y Dumbledore, cuyos aplausos sonaban tristemente en el gran comedor, y en seguida dejaron de aplaudir. Ron y Harry comenzaron a murmurar entre si, y Hermione se les unió, pero no pudimos oir lo que decían.
Moody continuó indiferente y terminó su camino hacia la mesa, se sentó y saco una botella, y bebió el contenido. El estómago se revolvió.
-Como iba diciendo –siguió Dumbledore, pero todos sus estudiantes aún veían a Ojoloco, yo por las nauseas, miré a Dumledore de nuevo—, tenemos el
honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos
meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer
para mí informaros de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres
magos.
—¡Está bromeando con nosotros! —dijo Fred en voz alta.
Repentinamente se quebró la tensión que acumuló desde que Moody llegó. Todos comenzamos a reír, y Dumbledore también, como apreciando la intervención de Fred, Anna lo miraba muy sonriente.
—No me estoy bromeando con nadie, señor Weasley —dijo Dumbledore muy contento—, aunque, hablando de bromear con la gente, este verano me han contado un chiste buenísimo sobre un troll, una bruja y un leprechaun que entran en un bar...
La profesora McGonagall se aclaró ruidosamente la garganta, lo que me causó mucha risa.
—Eh... bueno, quizá no sea éste el momento más apropiado... No, es verdad —dijo
Dumbledore—. ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los tres magos! Bien, algunos de ustedes seguramente no saben qué es el Torneo de los tres magos, así que espero que los que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa.- El profesor explicó de qué se trataba y todos lo miraban felices, excepto Hermione que estaba escandalizada, porque Dumbledore mencionó muertos.
- En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los tres magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.
-¡Yo voy a intentarlo! -dijo Fred, y todo el comedor se puso a hacer comentarios similares, estaban muy emocionados, incluso vi a Frank hablando animadamente con un Slytherin gordo, que supuse sería Crabbe o Goyle. Pero Dumbledore habló y todos volvieron a guardar silencio.
-Aunque me imagino que todos quieren llevarse la Copa del Torneo de los tres magos –dijo-, los directores de los colegios, hemos decidido establecer una restricción de edad para los contendientes de este año. Sólo los estudiantes que tengan 17 años o más podrán participar. - Dumbledore levantó ligeramente la voz debido a que algunos hacían ruidos de protesta en respuesta a sus últimas palabras, especialmente los gemelos Weasley, que se enojaron mucho, y comenzaron a gritar y a levantarse, Anna me lanzó una mirada confundida, y Dumbledore aclaró que no dejaría que nadie engañara al juez imparcial, y explicó que lo hacía ya que las pruebas eran tan peligrosas que un alumno de menos de sexto grado, no podría con ellas.
Después anunció que Beauxbatons y Durmstrang llegarían en octubre, y se quedarían todo el año, y repitió que fueran amables con ellos, y con los extranjeros. Ósea, nosotros. Después nos mando a dormir. Los gemelos Weasley se quejaban, ya que cumplirían 17 en abril, mirando a Dumbledore. Pero no me detuve a escucharlos, ya que las 4 chicas que nos miraban mal a Anna y a mí fueron corriendo con la profesora McGonagall, muy molestas, Hermione suspiró y las miró desaprobatoria, el comedor se iba vaciando, y los que no nos movíamos éramos Fred y George, ya que alegaban, Harry y Ron que los esperaban, Hermione que las miraba ceñuda, y por último Anna y yo, ya que las chicas nos señalaron molestas mientras hablaban con la profesora.