Suspiré y mire la gárgola, ¿Qué tendría que decirme Dumbledore? Me puse frente a ella y pronuncié
- Varita de regaliz – la gárgola se hizo a un lado, y la escalera de caracol comenzó a moverse, hasta que llegué a la puerta de roble. Toqué con los nudillos.
- Pase – dijo la calmada voz del profesor, y en cuanto abrí la puerta lo vi, sentado detrás de su escritorio, con las yemas de sus largos dedos juntas, los instrumentos tan mencionados en los libros, de los que no me había percatado antes trabajaban en silencio, sacando algunos humito y los miré maravillada, pero después volví mi vista al gran mago que estaba sentado frente a mí. – Por favor siéntese señorita Siegrist – me sentía algo incomoda de que me llamaran así, pero pensé que debía acostumbrarme, y me senté frente al director.
- ¿Gusta usted? - dijo el profesor alargando su brazo, y ofreciéndome caramelos de limón. No sabía por que nadie tomaba uno cuando leí. Sonreí y tome uno. –
- Gracias, profesor – dije, y me metí el dulce a la boca, estaba riquísimo.
- Y señorita Siegrist… ¿está disfrutando usted su estancia? – Lo mire por un momento, una parte de mi pensaba que se refería a mi estancia en este sueño, o lo que fuera…pero, sería muy descabellado. Por otro lado, estaba lo más sencillo, la estancia en Hogwarts, así que respondí
- Bueno profesor, yo acabo de llegar aquí, pero creo que este colegio me gustará mucho – Dumbledore sonrió comprensivamente
- Espero que así sea señorita Siegrist… -
- <<” ¡Ya no me diga así!”>> - pensé pero luego el, continúo hablando
- Pero, no me refería a esa estancia – Mi cerebro empezó a hacer miles de preguntas, todas con una respuesta más descabellada que la anterior, era una confusión horrible. De seguir así, pronto me dolería la cabeza. Supongo que el profesor Dumbledore se dio cuenta de que no diría una palabra hasta que el hablara de nuevo, así que prosiguió.
- Hace como, un mes estaba aquí sentado – dijo tranquilamente – acababa de darle de comer a Fawkes, - a la mención de el fénix, comencé a buscarlo por la habitación, pero la jaula que observé estaba vacía – Fawkes ahora esta haciendo un encargo – sonrió Dumbledore
- Oh, lo siento profesor – dije un poco apenada
- Descuide, - dijo y continúo – como le decía, estaba aquí sentado cuando escuche una voz un poco molesta, y comenzó a decir cosas acerca de una Joan Rowling, y después otras acerca de dos alumnos míos – recordaba perfectamente esa noche…pero no recordaba haber dicho nada… ¿sería posible que estuviera hablando dormida? - el señor Potter y la señorita Granger…y bueno, no quiero enredarla con cosas acerca de conjuros, pero como oí decir una vez a la señorita Granger, escuchar voces, aún en el mundo mágico no es bueno – cada vez estaba más confundida, ¿Dumbledore me había traído aquí? – de alguna forma logré visualizarla con un instrumento y un simple hechizo, pero algo debió de salir mal con mi hechizo señorita Siegrist – dijo el sonriendo –
- ¿Qué? – dije mirándolo extrañada –
- Bueno, una luz dorada muy brillante la cubrió, y después desapareció de donde se encontraba – el director contaba eso como quien cuenta algo que vio en televisión – decidí observar más tiempo, y entonces la imagen cambió, y usted, unos años más joven (como está ahora) se encontraba en otro lugar, podría jurar que en este mundo…así que más cuidadosamente ahora, seguí investigando y usted está aquí.
- ¿Aquí? – dije sorprendida
- Aquí en este mundo, dimensión, época… - dijo Dumbledore tranquilamente – no se como quiera decirle.
- Y soy bruja –
- Así es –
- Y usted me envió una carta… -
- Cuando investigué –
- ¿Y que investigó? -
- Su localización – simplemente me quedé callada… ¿y los demás alumnos de intercambio?... ¿fue un error? ¿realmente el me había traído aquí? –
- Usted esta aquí por una razón – dijo rompiendo el silencio –
- ¿Y cual es? –
- Me temo que solo usted la conoce…- dijo el pensativo – pero si ese algo hizo que yo la escuchara, ya tiene el inicio, y la razón esta aquí. –
¿Aquí? ¿Harry y Hermione? …no…no podría y si acaso… ¿Voldemort?
Los ojos de Dumbledore brillaron por un segundo cuando pensé en esto.
- Profesor…sucederá algo…este año…- comencé, pero el profesor me interrumpió
- No puede decírmelo –
- ¿Qué? –
- ¿Sabe usted las consecuencias que eso tendría? – por un momento me imaginé a toda la comunidad mágica flotando en partículas después de la explosión causada por revelar lo que pasaría –
- No… -
- Usted no puede decir nada, y si siente que tiene que hacer algo, debe hacerlo – me quedé mirándolo confundida, pero una resolución se formó en mi cabeza, sabía lo que tenía que hacer. – aunque, la señorita Granger y el señor Potter harían una linda pareja – sonreí
- ¿Verdad que si? – dije feliz – usted me entiende, ¡ellos estarían tan felices juntos! –
- ¿Quiénes? – dijo el profesor mirándome con una sonrisa cómplice comprendí al instante –
- No lo se profesor – dije sonriendo, pero aún tenía una duda en mi mente -Profesor…los alumnos de intercambio…-
- Debe comprender que su sola presencia aquí, y todas sus acciones tendrán repercusiones señorita Siegrist, las cosas cambiarán. Además de que había que justificar ante el ministerio los intercambios, ya que esto no se había dado nunca en Hogwarts, y tenemos un año muy agitado por delante, hay algo importante con ustedes cinco, no fueron elegidos al azar…
- Albus…- dijo la profesora McGonagall abriendo la puerta detrás de mi –
- Le dí a la señorita Siegrist la carta de su antiguo director, y platicábamos un poco, ¿sabe? Le va al mejor equipo de quidditch, el Puddlemere United – La profesora McGonagall rodó los ojos –
- Nunca le ganaran a los tornados… - dijo la profesora McGonagall, y en ese momento sentí un trozo de papel sobre mis jeans, que no estaba antes allí era una carta – Bueno, señorita Siegrist – continuó la profesora –la señorita Spinelli se encuentra afuera para guiarla a lo que será su habitación temporal, si gusta acompañarla… - me levanté sonriendo y me despedí de Dumbledore
- Hasta luego profesor – dije y cruce la puerta, no entendía nada de lo que estaba pasando pero oigan, estaba cumpliendo el sueño de cualquier muggle fanático de Harry Potter, estaba en Hogwarts…sería seleccionada…y, ah si…debía impedir que Harry fuera a ese cementerio…bien, ¿difícil? Tal vez lo sería. Pero estaba allí por una razón. Sonreí al ver a Anna esperando recargada en la pared.
- ¿Cómo te fue? – dijo cuando me vio –
- Pues…mi antiguo director me envió una carta – dije blandiendo el sobre, -y…hablamos sobre quidditch, en lo que McGonagall llegaba –
- Oh si – dijo Anna – bueno, tardamos porque el muy… - pero después se arrepintió – porque Becher quería que fuéramos primero al dormitorio de los chicos, que estaba más lejos de aquí, y en lo que discutíamos, bueno…se hizo eterno – dijo recordando – sonreí, presentí que Anna me caería bien, ¿en qué casa quedaría? ¿En que casa quedaría yo? – pero vamos yendo…-dijo dejando de recargarse en la pared, - debes querer descansar –
Caminamos hacia la habitación que estaba muy cerca de la torre de Gryffindor, según dijo Anna. Llegamos frente al retrato de lo que después supe, era una ninfa del bosque. Era completamente verde, y en vez de cabello le crecían hojas y flores, se movía graciosamente por la pintura, y el lienzo tenía varios árboles.
- La espera continua – dijo Anna y la ninfa rió y el retrato se hizo a un lado, mostrando una puerta, la abrimos, y entramos en una amplia habitación con tres camas, era demasiado agradable. Vi una puerta la que supuse conducía a un baño. Los baúles ya estaban en las respectivas camas de cada una, y yo me alegré de que la mía estuviera junto a una ventana, había tres mesas, pegadas a una pared, en donde estaban Galileo, y en otra la lechuza parda que Anna compró ese día en el Callejón Diagon.
- Es temporal, - dijo Anna – después nos asignarán casas y nos iremos a otros dormitorios -
Anya estaba acostada en su cama, y cuando nos observó entrar, se incorporó y sonrió.
- ¡Sus lechuzas son hermosas! - sonreí
- Gracias, - dijo Anna yendo hacia la jaula –
- ¿Cómo se llama? – dijo Anya –
- Luca – dijo sonriendo -
- Es un lindo nombre, ¿Y la tuya Marianne? –
- Galileo - dije y me acerqué a la jaula - ¡Hola Galileo! Te sacaré de allí, - y el ululó contento, abrí la jaula y lo saqué con el brazo como me enseño la dependiente de la tienda, Anna también sacaba al suyo – ¿Deberíamos llevarlas a la lechucería? – pregunté.
- No lo se…- dijo Anna – tal vez pensaron que nos gustaría enviar una carta, enviaré una, - concluyó y fue a buscar pergamino y pluma a su baúl, tomó una silla y se sentó en la mesa donde estaba la jaula de Luca.
- Yo dormiré un poco… - dijo Anya bostezando – me muero de sueño –
- Descansa Anya –
- Gracias Marianne – dijo girándose y cerrando los ojos –
- A mi me gusta Valentina – dijo sonriendo Anna cuando Anya llevaba un rato dormida, y yo descomprimía mi librero –
- Y a mi, – respondí – pero nadie podrá pronunciarlo –
- Es cierto – dijo ella sonriendo - ¿puedo decirte yo Valentina? –
- Claro, además es italiano –
- Lo se – dijo ella mientras ataba su carta en la pata de Luca – extrañare Italia… - dijo suspirando mientras su lechuza se perdía de vista por la ventana, después miró a donde estaba yo parada. Y observó el librero
- ¡Wow! ¿Es tuyo? – preguntó feliz –
- Si – le respondí – y puedes tomar el que quieras – ella sonrió y comenzó a buscar títulos, hasta que llegó a la sección donde yo había puesto títulos que le encargué a mi tía comprar –
- ¿Jane Austen? – preguntó –
- Eh…- dije avergonzada – si…es una escritora de novelas, muggle…me gusta mucho – Anna sonrió
- ¿Puedo tomar este? –
- Claro – dije sorprendida, y después tomé un libro acerca de encantamientos, y ambas comenzamos a leer.
Así que esto no es un sueño.. Dumbledore te llevo a la dimensión mágica!! wooooooow!!! y tienes una misión!! :D
ResponderEliminarmuy genial el capitulooo!!
me encantooo!!!
escribes genial Vale!! :D
Te quiero y espero ansiosa el próximo capitulo!! ;D
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAWWWWWWWWWWWWWW!!!!!!!!! me encanto valeee muero por leer mas... sigue escribiendo... pleaseee ando re atrasa con mi novela.. jajajaja
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