Hola, hola!!

Bueno, este es un proyecto de fic que tenía hace un par de años...espero que les guste...en esta historia viajaremos directo a Hogwarts!!!

Intentare sobrevivir a Hogwarts, que el-que-no-debe-ser-nombrado regrese....y....jajaja bueno, hacer que Harry y Hermione se enamoren...creen que lo consiga?

Bueno...sin más l@s dejo leer querid@s lector@s !!!!

jueves, 28 de abril de 2011

Capítulo 7. Hogwarts, Hogwarts, mi querida Hogwarts



En la cena, nos reunimos en el gran comedor, el cual sólo tenía una mesa. Y el profesor Dumbledore nos contaba acerca del colegio, ya que entraríamos en cuarto grado, y no podríamos escuchar las cosas de los profesores. 

Explicó acerca de los puntos, y las casas. Y de las normas. Nos recomendó algunas cosas, y la cena termino. Al día siguiente Anna, Anya y yo salimos a ver los terrenos y nos acercamos al huerto de calabazas.

-<<”Como quisiera ver y visitar a Hagrid, y tomar un té”>> - pensé

Regresamos al castillo y de nuevo tuvimos una merienda, mientras Marius cada vez me agradaba más, no podía esperar para separarme de Frank. No pudimos salir de nuevo a los terrenos ya que, comenzó una tormenta enorme. Llovía a cántaros. Nos pusimos a jugar baraja en el gran comedor, ya que traía una baraja autobarajeable, y les enseñe un par de juegos. Anna era bastante buena, y ganó buen dinero con las apuestas que hicimos. A eso de las 6 de la tarde, la profesora McGonagall llegó a decirnos severamente que fuéramos a ponernos las túnicas del colegio. Emocionadas, corrimos a nuestra habitación, y me abalancé en mi cofre, para sacar la túnica, y me la puse rápidamente.
¡Estaba tan feliz! ¡Seria seleccionada en una casa! Anoche casi no había podido dormir con la duda de en donde me pondrían. ¿Y si quedaba en Slytherin? No…no quería. Anna me sacó de mi ensimismamiento y fuimos a las puertas principales, donde no había nadie más que Marius y Frank.

La profesora llegó, nos miró y nos dijo que fuéramos a una sala contigua del gran comedor que nos señaló. Dijo que ella vendría por nosotros. Se fue cerrando la puerta. Comenzaba a dolerme el estómago de los nervios.

-         <<”Maldita gastritis”>> - pensé, y en eso Marius se me acercó.
-         Ojala y quedemos en la misma casa Marianne – dijo sonriendo – me caes muy bien –
-         Sería genial – sonreí y después, intenté imaginar cómo se vería con los colores de Gryffindor –
-         Deberíamos quedarnos todos en la misma casa – sonrió Anya, - ¡Los extrañaré mucho! – 
-         No te librarás de mí tan fácilmente – le dije abrazándola y Anna me sonrió. Era una chica genial. Sería bueno tenerla cerca, tal vez a Marius no, me ponía nerviosa cuando me sonreía.

De repente comenzamos a escuchar gritos que provenían del vestíbulo.

-¡Peeves, baja aquí AHORA! -
-¿No es esa la profesora McGonagall? – preguntó Anya
- ¿Quién es Peeves? – preguntó Marius, y me contuve por no contestar.
 - ¡Llamaré al director! – se oyó la voz de la profesora McGonagall de nuevo -. Te lo advierto, Peeves... –
Después de esto, la puerta se abrió y nosotros, que estábamos muy cerca de ella, ya que queríamos escuchar; saltamos sorprendidos.
-         Vamos… ¡al gran comedor! – dijo la profesora entre enojo y fastidio, y la seguimos, al salir del cuarto vimos a un grupo de alumnos empapados con túnicas, supuse que eran los de primero.
-         Bien, primero serán seleccionados ellos, esperen en la puerta por favor hasta que se abran de nuevo –
-         Si profesora – dijimos todos, pero no a coro, estábamos muy nerviosos.
La profesora entró con los alumnos de primero, y las puertas se entrecerraron, salía un gran murmullo de voces del gran comedor, que luego fue callado cuando ellos entraron.

De repente, escuche un canto. ¡El sombrero seleccionador! Escuchamos atentos, y cuando termino la canción, el comedor estalló en aplausos y pasaron unos 20 minutos.
Las puertas se abrieron. Frank fue el primero en avanzar, y al entrar quedé maravillada.

El Gran Comedor, que fue decorado para el banquete de comienzo de curso, tenía un
aspecto espléndido. A la luz de cientos y cientos de velas que flotaban en el aire sobre las mesas, brillaban las copas y los platos de oro. Las cuatro largas mesas pertenecientes a las casas estaban abarrotadas de alumnos que nos miraban curiosos. Al fondo del comedor, los profesores se hallaban sentados a lo largo de uno de los lados de la quinta mesa, de cara a sus alumnos. De izquierda a derecha, estaban Slytherin,  Ravenclaw, Hufflepuff, y Gryffindor al otro lado del Gran Comedor. Esa caminata se me hizo eterna, me sentía como en un aparador y estaba muy nerviosa. Volteé a ver a la derecha buscando a Harry, Ron y Hermione, y los vi. Estaban al lado de Nick Casi Decapitado, y hablaban entre ellos, en eso Hermione se percató de esto y me gire, en ese momento, llegamos frente al sombrero seleccionador.

En el silencio la voz de la profesora sonó fuerte.

-         De Alemania, Becher Frank. – Frank se dirigió al taburete y se sentó
-         ¡Slytherin! – gritó el Sombrero Seleccionador cuando apenas rozó la cabeza de Frank, ya lo sospechaba yo. El sonrió satisfecho y camino hacia la mesa de Slytherin donde lo recibieron con vítores.
-         De Grecia, Marius Soileris - dijo la profesora, miré a Marcus y me dirigió una sonrisa tranquilizadora, se adelantó y se sentó en el taburete. Esta vez el sombrero se tardo un poco más en hacer su elección. Todas las chicas lo miraban con una sonrisa tonta, y eso me molestó.
-         ¡Ravenclaw! – gritó finalmente, Marcus se dirigió a su mesa, donde lo palmearon mientras se sentaba unos chicos, y unas chicas lo saludaron.
-         De Italia, Spinelli Anna – dijo la profesora y Anna me lanzó una mirada significativa, se sentó en el taburete, la profesora le puso el sombrero.
-         ¡Gryffindor! – dijo el sombrero al poco tiempo y yo sonreí, era la casa más genial del mundo, y me alegrara que Anna estuviera ahí. Los gemelos Weasley comenzaron a hacer escándalo y los reconocí. Anna se sentó casi al lado de Harry, Ron y Hermione.
-         De Rusia, Kuznetsova Anya – esta vez, los chicos la miraban embelezados.
-         Suerte – me susurró ella mientras caminaba felizmente hacia el banquito
-         ¡Hufflepuff! – gritó el sombrero seleccionador después de un rato largo, y ella fue felizmente con los compañeros que le aplaudían enérgicamente.
-         <<”Genial”>> - pensé más avergonzada - <<”Solo queda la que sobra, ya todos los equipos de baloncesto eligieron a uno, ahora queda Valentina el salero… ¿Quién la escogerá?... ¡Trágame Gran comedor!....”>> -
-         De España, Siegrist….- la profesora miraba la hoja que tenia frente a ella, y me imaginaba que estaba intentando decir el nombre de una vez sin equivocarse, en ese momento entré en pánico y susurré.
-         Marianne…-
-         …Marianne! – dijo la profesora agradeciéndome con una sonrisa adusta. Lentamente camine hacia el sombrero, y me senté en el banco, me pusieron el sombrero, y vi que  cubría mis ojos.
-         Hummm.....….interesante – dijo una vocecita – tienes un buen cerebro, puedo verlo, y un buen corazón…
-         ¡Soy tu fan sombrero! – pensé emocionada – ¡eres genial! –
-         ¿Una fan eh? – soltó una risita – podrías ir casi a cualquier casa –
-         ¡Slytherin no! – susurré
-         Dije casi, aunque te servirá mucho, y tu nombre significa valiente…..asi que te pondré en – y gritó la última parte – ¡¡GRYFFINDOR!!!! – sentí como mi pecho se inflaba, y una emoción muy grande recorría mis venas. Estuve a punto de gritar : “ ¡Estoy en Gryffindor!”, después correr por el gran comedor y hacer una celebración estilo Chicharito (futbolista). Pero gracias a Dios que me dio sentido común.
Cuando el sombrero hubo gritado Gryffindor, la mesa entró en vítores, y me fui a sentar feliz. Uno de los gemelos dijo:
-         ¡Eh! Por aquí – y yo sonreí y me senté junto a el. Ellos estaban frente a Harry, Ron y Hermione, y yo quede frente a Anna que me sonrió. Pero no todo era felicidad, unas chicas que se veían de nuestra edad, nos miraban asesinas.
-         Espero que sepan darles la bienvenida, - dijo el profesor Dumbledore – estarán en sus clases, salas comunes, durante lo que resta de la educación escolar. Y ahora, solo me quedan dos palabras por decir: ¡A comer! –
-         ¡Obedecemos! – gritaron Harry y Ron y al momento, los platos vacíos se llenaron de comida, mágicamente, yo sonreí con más ganas.
-         Bienvenidas a Hogwarts – dijo el fantasma de Nick Casi Decapitado, pero yo sabía que no le gustaba que le dijeran así, así que respondí –
-         Gracias Sir Nicolás –
-         ¿Pero como? – dijeron los gemelos al unísono –
-         Me alegra no ser la única alumna en haber leído la Historia de Hogwarts – dijo Hermione extendiéndome la mano – soy Hermione Jane Granger –
-         Marianne Siegrist – dije recibiendo el saludo –
-         ¿Tu también lo leíste Valentina? – dijo Anna feliz –
-         ¿Tu también? – dijo emocionada Hermione mirando a Anna –
-         ¡Si! –
-         Anna Spinelli – dijo dándole la mano a Hermione –
-         Ron Weasley – dijo Ron sonriendo –
-         Mucho gusto – dijimos Anna y yo al mismo tiempo y Harry habló en ese momento lo mire a los ojos, los ojos esmeralda que eran iguales a los de Lily y el se extraño.
-         Harry Potter – es lo que dijo –
-         Marianne Siegrist – dije sonriendo y Anna también se presentó.
-         Bueno, ¿podemos comer ya? – dijo Ron sirviéndose – ¡Muero de hambre! – todos rieron y nos servimos
-          Solo piensas en eso Ronald – dijo Hermione girando los ojos, y luego se llevó el tenedor a la boca.
Nick Casi Decapitado nos veía nostálgico mientras comíamos.
— ¡Ah, «esdo esdá me’or»! —dijo Ron con la boca llena de puré de papa.
— Tenéis suerte de que haya banquete esta noche, ¿sabéis? —comentó Nick Casi
Decapitado—. Antes ha habido problemas en las cocinas.
— ¿«Po’ gué»? ¿«Gué ha sudedido»? —dijo Harry, con la boca llena con un buen
pedazo de carne.
-         Peeves – dijo Nick, y explicó como este había irrumpido en las cocinas, como los fantasmas estaban intentando sacarlo del castillo, y después mencionó a los elfos…Hermione se dio cuenta de que había cientos de elfos trabajando en Hogwarts y se dedicó a contradecir a Nick Casi Decapitado,  alegando que tenían que pagarles a los elfos.
-         ¡Esclavitud! – concluyó enojada, y se negó a probar otro bocado más.
Terminamos de cenar, y cuando pensaba que no podía comer más, entonces, aparecieron los postres…pastel de melaza., pudín, pastel de chocolate…las mesas estaban llenas de deliciosos postres, y aún a sabiendas de que me sentiría mal al terminar, me serví un trozo de pastel. Ron intentaba convencer a Hermione de que comiera pastel de chocolate, pero ella se negaba y lo miró con una mirada asesina, así que desistió. Los gemelos jugaban con la comida, mientras Anna y yo reíamos, hasta que Hermione les lanzó una mirada que les recordó a la profesora McGonagall, y decidieron dejar sus platos. Después de un tiempo, la comida desapareció y los trastes quedaron completamente limpios.

El profesor Dumbledore se incorporó y  el silencio se hizo en el gran comedor.
-         Quisiera hacerles unos anuncios – dijo sonriendo y mirándonos a través de sus gafas de media luna – el señor Filch me recordó que les dijera que hay nuevos artículos en la lista de artículos prohibidos, tales como el frisbee con colmillos, la lista se encuentra pegada en la conserjería para los que quieran revisarla. Además, quisiera decirles a los de primer año, y a nuestros alumnos de nuevo ingreso que esta prohibido ir al bosque, aunque nunca está de mal recordarlo a los alumnos que llevan más tiempo con nosotros. – dijo y volteó a ver a donde estábamos sentados, Harry, Ron y Hermione sonrieron – Es mi penoso deber informarles que no habrá copa de Quidditch este año…-

-¿Qué? – gritó de Harry al igual que muchos alumnos, y Fred y George le decían cosas a Dumbledore, sin hacer sonido alguno, tal vez se debía a que estaban muy conmocionados. Anna me miró tristemente. Dumbledore continuó –  Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso... pero estoy seguro de que lo disfrutaréis enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...-
Pero en aquel momento se escuchó un trueno, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe.

En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría con
una capa negra de viaje. Todas las cabezas en el Gran Comedor se volvieron para
observar al extraño, repentinamente iluminado por el resplandor de un rayo que
apareció en el techo. Se bajó la capucha, sacudió una larga melena en parte cana y en
parte negra, y caminó hacia la mesa de los profesores.

“Ojoloco Moody”, o mejor dicho….Barty Crouch Junior…mi interior se llenó de rabia y intenté no hacer una mala cara. Todos lo miraban sorprendidos

-Les  presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras
-dijo animadamente Dumbledore, mientras todos callaban—: el profesor Moody.

Nadie aplaudió esta vez, más que Hagrid y Dumbledore, cuyos aplausos sonaban tristemente en el gran comedor, y en seguida dejaron de aplaudir. Ron y Harry comenzaron a murmurar entre si, y Hermione se les unió, pero no pudimos oir lo que decían.
Moody continuó indiferente y terminó su camino hacia la mesa, se sentó y saco una botella, y bebió el contenido. El estómago se revolvió.

-Como iba diciendo –siguió Dumbledore, pero todos sus estudiantes aún veían a Ojoloco, yo por las nauseas, miré a Dumledore de nuevo—, tenemos el
honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos
meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer
para mí informaros de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres
magos.
—¡Está bromeando con nosotros! —dijo Fred en voz alta.

Repentinamente se quebró la tensión que acumuló desde que Moody llegó. Todos comenzamos a reír, y Dumbledore también, como apreciando la intervención de Fred, Anna lo miraba muy sonriente.
—No me estoy bromeando con nadie, señor Weasley —dijo Dumbledore muy contento—, aunque, hablando de bromear con la gente, este verano me han contado un chiste buenísimo sobre un troll, una bruja y un leprechaun que entran en un bar...
La profesora McGonagall se aclaró ruidosamente la garganta, lo que me causó mucha risa.
—Eh... bueno, quizá no sea éste el momento más apropiado... No, es verdad —dijo
Dumbledore—. ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los tres magos! Bien, algunos de ustedes seguramente no saben qué es el Torneo de los tres magos, así que espero que los que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa.- El profesor explicó de qué se trataba y todos lo miraban felices, excepto Hermione que estaba escandalizada, porque Dumbledore mencionó muertos.
- En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los tres magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.

-¡Yo voy a intentarlo! -dijo Fred, y todo el comedor se puso a hacer comentarios similares, estaban muy emocionados, incluso vi a Frank hablando animadamente con un Slytherin gordo, que supuse sería Crabbe o Goyle. Pero Dumbledore habló y todos volvieron a guardar silencio.
-Aunque me imagino que todos quieren llevarse la Copa del Torneo de los tres magos –dijo-, los directores de los colegios, hemos decidido establecer una restricción de edad para los contendientes de este año. Sólo los estudiantes que tengan 17 años o más podrán participar. - Dumbledore levantó ligeramente la voz debido a que algunos hacían ruidos de protesta en respuesta a sus últimas palabras, especialmente los gemelos Weasley, que se enojaron mucho, y comenzaron a gritar y a levantarse, Anna me lanzó una mirada confundida, y Dumbledore aclaró que no dejaría que nadie engañara al juez imparcial, y explicó que lo hacía ya que las pruebas eran tan peligrosas que un alumno de menos de sexto grado, no podría con ellas.

 Después anunció que Beauxbatons y Durmstrang llegarían en octubre, y se quedarían todo el año, y repitió que fueran amables con ellos, y con los extranjeros. Ósea, nosotros. Después nos mando a dormir. Los gemelos Weasley se quejaban, ya que cumplirían 17 en abril, mirando a Dumbledore. Pero no me detuve a escucharlos, ya que las 4 chicas que nos miraban mal a Anna y a mí fueron corriendo con la profesora McGonagall, muy molestas, Hermione suspiró y las miró desaprobatoria, el comedor se iba vaciando, y los que no nos movíamos éramos Fred y George, ya que alegaban, Harry y Ron que los esperaban, Hermione que las miraba ceñuda, y por último Anna y yo, ya que las chicas nos señalaron molestas mientras hablaban con la profesora.  

viernes, 22 de abril de 2011

Capítulo 6. ¿Misión?



Suspiré y mire la gárgola, ¿Qué tendría que decirme Dumbledore? Me puse frente a ella y pronuncié
-         Varita de regaliz – la gárgola se hizo a un lado, y la escalera de caracol comenzó a moverse, hasta que llegué a la puerta de roble. Toqué con los nudillos.
-         Pase – dijo la calmada voz del profesor, y en cuanto abrí la puerta lo vi, sentado detrás de su escritorio, con las yemas de sus largos dedos juntas, los instrumentos tan mencionados en los libros, de los que no me había percatado antes trabajaban en silencio, sacando algunos humito y los miré maravillada, pero después volví mi vista al gran mago que estaba sentado frente a mí. – Por favor siéntese señorita Siegrist – me sentía algo incomoda de que me llamaran así, pero pensé que debía acostumbrarme, y me senté frente al director.
-         ¿Gusta usted?  - dijo el profesor alargando su brazo, y ofreciéndome caramelos de limón. No sabía por que nadie tomaba uno cuando leí. Sonreí y tome uno. –
-         Gracias, profesor – dije, y me metí el dulce a la boca, estaba riquísimo.
-         Y señorita Siegrist… ¿está disfrutando usted su estancia? – Lo mire por un momento, una parte de mi pensaba que se refería a mi estancia en este sueño, o lo que fuera…pero, sería muy descabellado. Por otro lado, estaba lo más sencillo, la estancia en Hogwarts, así que respondí
-         Bueno profesor, yo acabo de llegar aquí, pero creo que este colegio me gustará mucho – Dumbledore sonrió comprensivamente
-         Espero que así sea señorita Siegrist… -
-         <<” ¡Ya no me diga así!”>> - pensé pero luego el, continúo hablando
-         Pero, no me refería a esa estancia – Mi cerebro empezó a hacer miles de preguntas, todas con una respuesta más descabellada que la anterior, era una confusión horrible. De seguir así, pronto me dolería la cabeza. Supongo que el profesor Dumbledore se dio cuenta de que no diría una palabra hasta que el hablara de nuevo, así que prosiguió.
-         Hace como, un mes estaba aquí sentado – dijo tranquilamente – acababa de darle de comer a Fawkes, - a la mención de el fénix, comencé a buscarlo por la habitación, pero la jaula que observé estaba vacía – Fawkes ahora esta haciendo un encargo – sonrió Dumbledore
-         Oh, lo siento profesor – dije un poco apenada
-         Descuide, -  dijo y continúo – como le decía, estaba aquí sentado cuando escuche una voz un poco molesta, y comenzó a decir cosas acerca de una Joan Rowling, y después otras acerca de dos alumnos míos – recordaba perfectamente esa noche…pero no recordaba haber dicho nada… ¿sería posible que estuviera hablando dormida?  -  el señor Potter y la señorita Granger…y bueno, no quiero enredarla con cosas acerca de conjuros, pero como oí decir una vez a la señorita Granger, escuchar voces, aún en el mundo mágico no es bueno – cada vez estaba más confundida, ¿Dumbledore me había traído aquí? – de alguna forma logré visualizarla con un instrumento y un simple hechizo, pero algo debió de salir mal con mi hechizo señorita Siegrist – dijo el sonriendo –
-         ¿Qué? – dije mirándolo extrañada –
-         Bueno, una luz dorada muy brillante la cubrió, y después desapareció de donde se encontraba – el director contaba eso como quien cuenta algo que vio en televisión – decidí observar más tiempo, y entonces la imagen cambió, y usted, unos años más joven (como está ahora) se encontraba en otro lugar, podría jurar que en este mundo…así que más cuidadosamente ahora, seguí investigando y usted está aquí.  
-         ¿Aquí? – dije sorprendida
-         Aquí en este mundo, dimensión, época… - dijo Dumbledore tranquilamente – no se como quiera decirle.
-         Y soy bruja –
-         Así es –
-         Y usted me envió una carta… -
-         Cuando investigué –
-         ¿Y que investigó? -
-         Su localización – simplemente me quedé callada… ¿y los demás alumnos de intercambio?... ¿fue un error? ¿realmente el me había traído aquí? –
-         Usted esta aquí por una razón – dijo rompiendo el silencio –
-         ¿Y cual es? –
-         Me temo que solo usted la conoce…- dijo el pensativo – pero si ese algo hizo que yo la escuchara, ya tiene el inicio, y la razón esta aquí. –
¿Aquí? ¿Harry y Hermione? …no…no podría y si acaso… ¿Voldemort?
Los ojos de Dumbledore brillaron por un segundo cuando pensé en esto.
-         Profesor…sucederá algo…este año…- comencé, pero el profesor me interrumpió
-         No puede decírmelo –
-          ¿Qué? –
-         ¿Sabe usted las consecuencias que eso tendría? – por un momento me imaginé a toda la comunidad mágica flotando en partículas después de la explosión causada por revelar lo que pasaría –
-         No… -
-         Usted no puede decir nada, y si siente que tiene que hacer algo, debe hacerlo – me quedé mirándolo confundida, pero una resolución se formó en mi cabeza, sabía lo que tenía que hacer. – aunque, la señorita Granger y el señor Potter harían una linda pareja – sonreí
-         ¿Verdad que si? – dije feliz – usted me entiende, ¡ellos estarían tan felices juntos! –
-         ¿Quiénes? – dijo el profesor mirándome con una sonrisa cómplice  comprendí al instante –
-         No lo se profesor – dije sonriendo, pero aún tenía una duda en mi mente -Profesor…los alumnos de intercambio…-
-         Debe comprender que su sola presencia aquí, y todas sus acciones tendrán repercusiones señorita Siegrist, las cosas cambiarán. Además de que había que justificar ante el ministerio los intercambios, ya que esto no se había dado nunca en Hogwarts, y tenemos un año muy agitado por delante, hay algo importante con ustedes cinco, no fueron elegidos al azar…
-         Albus…- dijo la profesora McGonagall abriendo la puerta detrás de mi  
-         Le dí a la señorita Siegrist la carta de su antiguo director, y platicábamos un poco, ¿sabe? Le va al mejor equipo de quidditch, el Puddlemere United – La profesora McGonagall rodó los ojos –
-         Nunca le ganaran a los tornados… - dijo la profesora McGonagall, y en ese momento sentí un trozo de papel sobre mis jeans, que no estaba antes allí era una carta – Bueno, señorita Siegrist – continuó la profesora –la señorita Spinelli se encuentra afuera para guiarla a lo que será su habitación temporal, si gusta acompañarla… - me levanté sonriendo y me despedí de Dumbledore
-         Hasta luego profesor – dije y cruce la puerta, no entendía nada de lo que estaba pasando pero oigan, estaba cumpliendo el sueño de cualquier muggle fanático de Harry Potter, estaba en Hogwarts…sería seleccionada…y, ah si…debía impedir que Harry fuera a ese cementerio…bien, ¿difícil? Tal vez lo sería. Pero estaba allí por una razón. Sonreí al ver a Anna esperando recargada en la pared.
-         ¿Cómo te fue? – dijo cuando me vio –
-         Pues…mi antiguo director me envió una carta – dije blandiendo el sobre, -y…hablamos sobre quidditch, en lo que  McGonagall llegaba –
-         Oh si – dijo Anna – bueno, tardamos porque el muy… - pero después se arrepintió – porque Becher quería que fuéramos primero al dormitorio de los chicos, que estaba más lejos de aquí, y en lo que discutíamos, bueno…se hizo eterno – dijo recordando – sonreí, presentí que Anna me caería bien, ¿en qué casa quedaría? ¿En que casa quedaría yo? – pero vamos yendo…-dijo dejando de recargarse en la pared, - debes querer descansar –
Caminamos hacia la habitación que estaba muy cerca de la torre de Gryffindor, según dijo Anna. Llegamos frente al retrato de lo que después supe, era una ninfa del bosque. Era completamente verde, y en vez de cabello le crecían hojas y flores, se movía graciosamente por la pintura, y el lienzo tenía varios árboles.
-         La espera continua – dijo Anna y la ninfa rió y el retrato se hizo a un lado, mostrando una puerta, la abrimos, y entramos en una amplia habitación con tres camas, era demasiado agradable. Vi una puerta la que supuse conducía a un baño. Los baúles ya estaban en las respectivas camas de cada una, y yo me alegré de que la mía estuviera junto a una ventana,  había tres mesas, pegadas a una pared, en donde estaban Galileo, y en otra la lechuza parda que Anna compró ese día en el Callejón Diagon.
-         Es temporal, - dijo Anna – después nos asignarán casas y nos iremos a otros dormitorios -
Anya estaba acostada en su cama, y cuando nos observó entrar, se incorporó y sonrió.
-         ¡Sus lechuzas son hermosas! - sonreí
-         Gracias, - dijo Anna yendo hacia la jaula –
-         ¿Cómo se llama? – dijo Anya –
-         Luca – dijo sonriendo -
-         Es un lindo nombre, ¿Y la tuya Marianne? –
-         Galileo - dije y me acerqué a la jaula - ¡Hola Galileo! Te sacaré de allí, - y el ululó contento, abrí la jaula y lo saqué con el brazo como me enseño la dependiente de la tienda, Anna también sacaba al suyo – ¿Deberíamos llevarlas a la lechucería? – pregunté.
-         No lo se…- dijo Anna – tal vez pensaron que nos gustaría enviar una carta, enviaré una, - concluyó y fue a buscar pergamino y pluma a su baúl, tomó una silla y se sentó en la mesa donde estaba la jaula de Luca.
-         Yo dormiré un poco… - dijo Anya bostezando – me muero de sueño –
-         Descansa Anya –
-         Gracias Marianne – dijo girándose y cerrando los ojos –
-         A mi me gusta Valentina – dijo sonriendo Anna cuando Anya llevaba un rato dormida, y yo descomprimía mi librero –
-         Y a mi, – respondí – pero nadie podrá pronunciarlo –
-         Es cierto – dijo ella sonriendo - ¿puedo decirte yo Valentina? –
-         Claro, además es italiano –
-         Lo se – dijo ella mientras ataba su carta en la pata de Luca – extrañare Italia… - dijo suspirando mientras su lechuza se perdía de vista por la ventana, después miró a donde estaba yo parada. Y observó el librero
-         ¡Wow! ¿Es tuyo? – preguntó feliz –
-         Si – le respondí – y puedes tomar el que quieras – ella sonrió y comenzó a buscar títulos, hasta que llegó a la sección donde yo había puesto títulos que le encargué a mi tía comprar –
-         ¿Jane Austen? – preguntó –
-         Eh…- dije avergonzada – si…es una escritora de novelas, muggle…me gusta mucho – Anna sonrió
-         ¿Puedo tomar este? –
-         Claro – dije sorprendida, y después tomé un libro acerca de encantamientos, y ambas comenzamos a leer.

lunes, 18 de abril de 2011

Capitulo 5. Flying

Mi tía se dirigió a la cocina y comenzó a hacer cosas con su varita de nuevo.

-Debo volver al ministerio, chicos…- dijo y ambos fuimos rumbo a la cocina, rápidamente puso unos platos con sándwiches en la barra – llegaré para la hora de la cena. Deben portarse bien…-

-Mamá no tenemos 10…-  comenzó Mark pero su mama lo fulmino con la mirada – nos portaremos bien – concluyo y sonrió.

Comimos rápidamente, y termine primero.

- Con permiso. - Dije levantándome y corriendo hacia las escaleras, junto con todas mis compras.

-¡Vale! – gritó Mark –

-         ¡Bajo enseguida! – dije casi en el segundo piso.

Llegué a mi ¿habitación? …simplemente aún no me acostumbraba. Puse a Galileo en una mesa, y abrí la jaula. Ululó contenta. Saqué un bote de bocadillos que le compre y  salió de su jaula. Lo comió y después dio un par de saltitos por la mesa, sonreí. Y me dirigí hacia el baúl.

Lo abrí, y tenía más cosas de las que podía contener un baúl normal. Pensé que podía tener un hechizo para expandir. Lo que llamó mi atención primero fue un paquete alargado, envuelto con un papel morado que brillaba, lo tomé y lo saque. Parecía abierto y vuelto a empaquetar…parecía…

-         ¡Tú escoba! – dijo Mark desde la puerta - ¿Cuándo te la dieron?

Unas letras doradas que salieron del envoltorio respondieron su pregunta. Al inicio estaba la fecha de la noche anterior al mundial de Quidditch. Después de eso decía:

Felicitaciones hija: ¡Hogwarts!

Seguido de la firma de mi padre. Retiré el envoltorio y lo doble y guarde. Me giré a ver la escoba, era nueva…estaba…preciosa.  La tomé y la coloqué sobre mi hombro.

-¿Crees que podamos volar un poco? – le pregunte esperanzada
- Llevo casi 3 días esperando a que digas eso – dijo sonriente – iré a mi habitación por mi Nimbus 2001, espérame en el jardín – dijo, así que yo me dirigí hacia la planta baja y de alguna manera encontré la salida. Me di cuenta que estábamos en el campo, lo que parecían acostumbrar muchas familias mágicas.

Mark llegó con una caja de madera muy grande y su escoba al hombro. Bajo la escoba e hice lo mismo.
-¡Arriba! – le grité a la escoba con autoridad y esta se elevó. Pase una pierna por el lado y me incliné hacia adelante. El estómago me hormigueaba, y sentí una emoción extraña. Comencé a ir más arriba. Mark subió, y me aventó una quaffle, sonreí.
- ¡Ahora corre! – dijo inclinándose en la escoba y subiendo velocidad – gano si te quito la quaffle, si logras pasarla por el aro ganas – señalo a un aro que estaba pegado a la pared de la casa. Di un giró y aumenté la velocidad, me zumbaban los oídos. Mark se acercaba por atrás así que instintivamente fui hacia abajo, lo perdí por un momento, pero después bajo y seguía detrás de mí, gire y entre por dos árboles que estaban un poco juntos. Rodeé a Mark, que miraba confundido a los árboles y lancé la quaffle al aro. Grite de emoción y volé con la escoba. Era una sensación tremenda. No podía creer que a algunos magos no les gustara.

-Ya sabes lo que dicen… - dijo Mark en tierra –
-¿Qué? –
- Torpes en la tierra, hábiles en el aire –
- ¡Mark! Ahora verás… - dije bajando rápidamente e intentando ponerme en tierra. Lo malo fue que lo hice mal, y caí al suelo.
- Te lo dije – dijo triunfante –
- Eres un mal perdedor – dije levantándome –

Continuamos volando un par de horas más y decidimos entrar.

El resto de la tarde, me puse a ver los libros de los primeros años y a estudiarlos un poco.
Me quedaban 3 días en casa de mis tíos. Aproveche el mayor tiempo posible para estudiar cosas que ya hubieran visto, volaba con Mark y mis tíos seguían muy ocupados con el ministerio. Hasta que llegó el 31 de agosto.

Me aseguraron que Galileo y mi baúl llegarían a Hogwarts. Decidí ir vestida con unos jeans, y un suéter azul de manga larga. Suponiendo que no habían comenzado las clases. Me despedí de mis tíos y mi tía me dijo que ella también me quería dar un regalo, así que lo metería en mi baúl. Me alegraba haber estado con ellos. Mi padre había ido unas dos veces, y ese día había desayunado con el. Me dolió despedirme de Mark, por fin habíamos jugado Quidditch de verdad, habíamos ido al Callejón Diagon y habíamos ido a los mundiales de Quidditch…hubiera querido compartir Hogwarts también con el.

-         Cuídate Vale…nos veremos en navidad – dijo Mark mientras entraba en las llamas verdes y comenzaba a girar. Cerré los ojos y pegué los codos,
-         <<“tal vez podría acostumbrarme a esto”>> - pensé, y entonces la velocidad comenzó a disminuir. Así que abrí mis ojos. Observe delante de mí. Seis personas me miraban.
-         Ahora están todos señorita Siegrist – dijo un hombre con ojos color azul cielo, gafas de media luna, una larga barba plateada al igual que su cabello, una tunica morada con estrellas, y una sonrisa en los labios. – Bienvenida a Hogwarts – mi mente se borro por tres segundos, estaba a punto de correr, abrazar a Dumbledore, y gritar alegremente: “Profesor Dumbledore, es usted genial”. Dumbledore comenzó a reír quedamente y tuve la ligera sensación de que sabía exactamente lo que estaba pensando. Así que desvíe mi mirada de la azul de Dumbledore. Y ví a 4 muchachos,  2 chicos y 2 chicas observándome.

Miré primero al chico que estaba en mi extremo izquierdo. Tenía el cabello chino y definido, negro. Unos ojos verdes, pero no intensos como los de Harry Potter, eran un verde olivo.  Sonrió. Tenía una sonrisa blanca y perfecta. Tenía la tez apiñonada.  

A la derecha había otro chico, con cabello castaño claro, unos ojos azules, pero de un azul muy oscuro. La piel pálida.. Me miraba con severidad.

A la derecha de el, había una chica de cabello rojo  corto, de una impresionante belleza, sus ojos,  eran de un extraño color ámbar. Y su piel era completamente blanca.

Y al lado de ella, estaba la chica del callejón Diagon. Nos miramos sorprendidas por un segundo. Note que tenía los ojos violetas. Su piel era pálida, pero no tanto como la de la otra chica.
- Bueno, los cite antes para hablarles acerca de algunas cosas – dijo sonriendo – pero, deben estar algo cansados.

-         <<“¿Cansados?”>> - pensé extrañada - <<”Pero si viajamos…”>> -
-         Así que si les parece podríamos hablar en la cena…- dijo Dumbledore sonriendo – mientras tanto preparamos unas habitaciones temporales, en lo que los eligen para su casa… - en ese momento la puerta se abrió y una bruja de sombrero puntiagudo, mirada severa, cabello castaño, lentes, y un vestido verde entro.
-         Ah…Minerva dijo Dumbledore - justo a tiempo.
-         Si gustan esperar afuera, jóvenes – dijo la profesora McGonagall – y extrañados, nos dirigimos hacia afuera, abrí la puerta, y vi la escalera de caracol, nos paramos sobre ella, y comenzó a moverse. Finalmente nos encontramos en el pasillo. Nadie hablaba. Miré de nuevo a la chica del cabello negro. Llevaba un suéter que era exactamente igual al mío, excepto que el mío era azul y el suyo morado. Después me giré y vi al chico de los ojos verdes, pero el me miraba. Me sentí algo rara y mire hacia el piso.
-         Eh…hola –  me dijo la chica pelirroja, y extendió su mano – mi nombre es Anya, Anya Kuznetsova –
-         Mucho gusto Anya – dije – mi nombre es Valentina Siegrist –
-         Va..va..le..ti – comenzó Anya –
-         Bueno, también puedes decirme Marianne, - sonreí – también me llamo así. –
-         Marianne entonces – dijo dejando de estrechar mi mano -  
-         Anya, Valentina – dijo el chico de los ojos verdes mirándonos – es un placer, mi nombre es Marius –
-         Yo soy Frank – dijo con suficiencia el chico de los ojos azules   - Frank Becher – me gire y mire a la chica que tenía el cabello negro –
-         ¿Y tu? – dije sonriendo –
-         Me llamo Anna, Anna Spinelli –
-         Spinelli es un apellido italiano, ¿cierto? – dijo Marius  
-         Si, vengo de allá – dijo Anna – pero tu no has dicho tu apellido
-         Es cierto – dijo Marius riendo – Marius Soileris -
-         ¿Y de donde es eso? – dijo Frank
-         De Grecia – sonrió Anna –
-         Exactamente – dijo Marius, y después volteó a verme  – y me da curiosidad…Valentina…eres de? –
-         España – dije sonriendo –
-         Yo soy De Rusia – dijo sonriendo Anya - ¿y tu? – dijo mirando a Frank
-         Alemania – dijo con orgullo y suficiencia
La verdad,  Becher comenzaba a caerme un poco mal, se me hacia un tipo de Malfoy…pero no era tan guapo.
-         Y, ¿a ustedes por que los llamaron? – siguió – la verdad, es que yo soy excelente en pociones, y estaban a punto de nombrarme capitán del equipo de Quidditch allá, en mi colegio, pero Hogwarts es demasiado prestigiada y bueno mis padres… -
-         Entonces, ¿Por qué no te quedaste ahí? – dijo Anna en voz baja al lado de mi y tuve que aguantar la risa -  
-         Bueno, - dijo Anya sonriendo – a mi me gustan mucho todas las materias, - pero en especial herbología y pociones…tengo algunos proyectos que quisiera hacer, aunque nunca espere una carta –
-         <<”Yo leí Harry Potter y la orden del Fénix en dos días”>> - pensé - <<”Solo eso”>> -
Temí que todos, incluidos el sonriente Marius dijeran sus logros, y conocimiento…y llegaría mi turno. Gracias al cielo la puerta detrás de nosotros se abrió.
-         Bien, si gustan acompañarme – dijo la profesora McGonagall, comencé a caminar – junto con ellos, pero ella se giro – usted no señorita Siegrist, el director desea hablar con usted –

Me quedé congelada
-<<“¿Hablar con Dumbledore? ¿Para qué?”>> - pensé preocupada mientras los vi alejarse.
- La contraseña es “Varita de Regaliz” – dijo la profesora alejándose – ya volveré para conducirla a su habitación – asentí con la cabeza y los 5 se alejaron por el pasillo. Suspiré y mire la gárgola, ¿Qué tendría que decirme Dumbledore? 
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¡Gracias a todas por leer! ¡Las quiero mucho..!
XD
Gracias por comentar...y, etc, etc.

martes, 12 de abril de 2011

Capitulo 4. ¡De compras!




Al salir de la tienda, mi tía nos miro.
-         Son lo bastante grandes para cuidarse solos – ambos nos miramos y asentimos – Yo debo ir al ministerio…asi que bueno – abrió su bolsa, tomo un saquito y se lo entrego a Mark – Aquí tienes el dinero para tus cosas hijo – yo al instante quise golpearme la cabeza…había olvidado ver si tenia dinero en mi baúl, pero en eso mi tía sacó 2 sacos más, uno de un tamaño similar al de Mark, y otro que tenía el triple de tamaño- y estas son tuyas Vale…- dijo depositándolas en mi mano – una la manda tu padre, y bueno, la otra… - hizo una cara enojada – son tus ganancias de las apuestas. –
-         Genial! – dijo Mark, mi tía simplemente puso los ojos en blanco –
-         Los veré a las 3 de la tarde frente a Gringotts, - dijo mi tía sonriendo - ¡No se separen! – dio un beso a Mark y este se hizo hacía atrás –
-         ¡Pueden vernos mama! –
-         Adiós tía, ¡gracias! – dije yo mientras me abrazaba, y después regreso para usar la red flu...Mark y yo nos miramos y nuestra sonrisa se ensanchó.
-         ¿¡Estas pensando lo mismo que yo?! – dijo emocionado
-         ¡Quidditch! – dijimos al unísono y corrimos hacia el escaparate que estaba a dos tiendas de nosotros. Una saeta de fuego estaba tras el cristal.
-         Como quisiera una escoba…- dije casi pegando la nariz al cristal
-         Prima, creo que te golpeaste muy fuerte en la cabeza cuando te desmayaste, ¿verdad? – dijo el despeinándome un poco, yo me gire y lo mire
-         ¿Tengo una escoba?- pregunte incrédula
-         ¡Pero claro que la tienes! – dijo el moviendo los brazos – tienes una Galaxie la competencia Norteamericana para la Nimbus 5000…
-         ¿Eso existe? – pregunte incrédula
-         Mira, - dijo el tomando mi hombro – en escala de escobas….tenemos en primer lugar la Saeta de Fuego – dijo señalando el vidrio – hela aquí, la mejor…por mucho, comparada con esto las demás escobas son palos de madera que sirven para barrer…- hizo una cara un poco extraña así que decidí interrumpirlo
-         ¿Y luego? –
-         Bueno, - dijo el sonriente – la galaxie y la Nimbus 5000, se disputan el segundo lugar, pero…como dije, nadie habla de ellas ya…son obsoletas.
-         ¿Hace cuanto salieron?
-         Vale….¡fueron obsoletas desde el momento en el que salieron! Comparadas con la Saeta de Fuego, claro…-
Asentí con la cabeza
-         Pero  es genial que te hayan dado una, ¡quizá tengas la mejor escoba de Hogwarts! Nadie que vaya al colegio, excepto Krum – dijo con cara de admiración – tiene una saeta de fuego
-         <<” No lo creo”>> - pensé sonriendo, y comprendí porque nunca leí de ellas en los libros. La saeta las rebasaba por mucho.

Unos niños comenzaron a arremolinarse a nuestro alrededor. Así que decidimos comenzar a caminar.

-¿Compraras tu caldero ahora, no? – pregunto el –
- No tengo… - dije inexpresivamente mirándolo
- Debes ser realmente mala en pociones para hacerles un hoyo cada año – dijo el sonriendo – ¡Pociones es mi mejor materia!, yo podría ayudarte! – esto me hizo enojar un poco…no podía ser tan difícil…había leído todos los libros, ¿no?...y no podía ser tan distinto de laboratorio….aunque…
- No, gracias – dije caminando más rápidamente.
Después de la tienda de calderos, fuimos al Boticario por materiales para las pociones. Me sorprendió ver a una bruja regateando por el precio de los ojos de murcielago.
-<<”Piensa que son de plastico, piensa que son de plastico”>>- pensaba mientras los veía –
 La tienda de calderos y el boticario estaban al inicio del callejón, así que después pasamos de nuevo por la tienda de artículos para calidad del Quidditch, y tuve que agarrar a Mark del brazo para que no fuera a verla.
-         Tenemos cosas que comprar Mark – dije guiándolo a la papelería. Espere ver a muchos estudiantes, y así era, docenas de gente de nuestra edad, un poco mayores y menores, se apretujaban, reían, charlaban, y hasta una chica refunfuñaba por que no querían comprarle tinta invisible. Yo emocionada compre 3 plumas muy lindas, pergamino, y tintas de varios colores.
-         <<”Siempre quise escribir con plumas”>> - pensé feliz mientras salíamos de la papelería. Íbamos saliendo de allí, y Mark preguntó
-         ¿Y que piensas comprar con el dinero? – la respuesta estaba frente a mi.El emporio de las lechuzas. Señale al frente.
-         ¿Una lechuza? –
-         Si, así podré escribirte – dije animada - ¡vamos! – ambos caminamos dentro del local con reducido espacio. Todos los muros estaban cubiertos con cosas, y la tienda estaba vacía a excepción de una chica que estaba pagando una lechuza café muy bella. Ella se alejó y mi primo le abrió la puerta para que pasara mientras le sonreía. No sabía donde la había visto antes hasta que giro su rostro hacia nosotros para agradecer a mi primo, que se puso un poco rojo. Era la chica del cabello negro. Quise saludarla, pero salió rápidamente con la mirada hacia abajo después de ver a Mark.
Me puse a ver todas las lechuzas y especialmente me gusto una color gris perla, que tenía manchas blancas, la pagué en la caja, y decidí ponerle Galileo.
-Eres extraña – me dijo mi primo – y el nombre también.
- A mi me gusta – dije sonriendo – ¡Hola Galileo! – dije mirando la jaula y Galileo ululó contento. – A el le gusta.
Galileoo!!  

Después de esto fuimos a la tienda de  Madame Malkin.
-         ¡Hola! – dijo ella amablemente cuando entramos – ¿ustedes son de…Hogwarts? –
-         Buenos días, - dije yo sonriendo – si, bueno, yo soy de Hogwarts
-         Yo soy de Dumstrang – dijo mi primo mirando hacia abajo.
-         Esta perfecto jovencitos, - dijo ella – bueno, primero que me acompañe la señorita…¿?
-         Siegrist – dije finalizando la frase –
-         Bien, - dijo ella – ven conmigo – Mark se sentó en un taburete que apareció en la tienda, mientras yo seguí a Madame Malkin –
-         En un momento termino con usted señor Diggory, - dijo la mujer sonriendo – falta que me traigan la tela que había encargado…no nos abastecemos…todos vinieron hoy, ¡y además todos quieren túnicas de gala! Todas mis trabajadoras están ocupadas
-         No hay problema – dijo el volteando a vernos
-         ¿Y, quieres el juego completo? – pregunto ella - ¿de que casa…? –
-         Eh…vera, es que aún no tengo casa… - dije sonrojándome un poco, ya que Cedric me veía extrañado
-         Oh, bien – dijo ella – enseguida vuelvo querida-
-         <<”Ay, Dios….ay Dios”>>-
-         Nos volvemos a encontrar – dijo el sonriendo
-         Muchas gracias por lo de antes…- dije yo mirando al suelo, ya que si miraba a Cedric, estaba en riesgo de no saber que decir
-         No te preocupes, - dijo el – apropósito el chico rubio…bueno, no le hagas caso…el es…así –
En ese momento lo voltee a ver, cualquier estudiante de Hogwarts que no fuera Slytherin, estaba segura de que, estaría insultando a Malfoy ahora.
- Gracias – dije – no lo tomaré muy en serio
- Harás bien – dijo el sonriendo
-         Señor Diggory, sus prendas están listas – dijo ella  - si gusta acompañarme –
Claro – dijo el, bajó ágilmente del taburete y agregó - ¡hasta luego! –
Cinco minutos después, llegó Madame Malkin junto con Mark y una bruja, que comenzó a meter agujas en la ropa de Mark mientras se subía al taburete. Mi uniforme era negro completamente, y Madame Malkin me explicó que este cambiaría llegada la selección.
Una hora  después salimos con mi uniforme, mi túnica de gala, y el uniforme de Mark; el insistió en que quería una túnica de gala también, aunque no se porque. Así que la compró.
Después fuimos a la tienda de bromas Gampol y Japes, donde compre bengalas de el Dr. Filibuster y otras cosas interesantes. También fuimos a una tienda de baratijas. Cuando faltaba media hora para las 3, estábamos tomando un helado en la heladería de Florean Fortescue.
-Siento que me falta algo…- dije distraidamente mientras terminaba mi barquillo
- ¿Tal vez ver por ultima vez la saeta? –
- Mark….estas obsesionado – dije con pereza – si tan solo tuviera mi lista…!
- Oh…si, - dijo Mark – lo siento, mi mamá me dijo que te la diera, - dijo sacando un sobre de su bolsillo – llegó a casa cuando estábamos en los mundiales.
- ¡Mark! – dije casi arrebatándole la carta de las manos, la miré. Aún estaba sellada con el escudo de Hogwarts en purpura. La voltee. En realidad este era uno de los momentos más conmocionantes de mi vida…el sobre de pergamino, las letras verdes:

Señorita  V.M. Siegrist
Strawberry Lane, 8
Newcastle
Londres

-         ¿No piensas abrirla? – dijo el impaciente, entonces, abrí el sobre…y intentando no gritar de la emoción leí la primera hoja.

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA
Director: Albus Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase,
Gran Hechicero, Jefe de Magos,
Jefe Supremo, Confederación
Internacional de Magos).
Estimada señorita Siegriest:
Tenemos el placer de felicitarla de nuevo, por obtener una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia. Le adjuntamos  la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de septiembre. Pero, le solicitamos que junto, con los demás alumnos de intercambio que se incorporan este año, llegue el 31 de agosto. Su casa será conectada a la Red Flu.
Muy cordialmente, Minerva McGonagall
Directora adjunta

-<<” ¿Los demás alumnos de intercambio?”>>- pensé extrañada mientras Mark arrebataba las hojas de mi mano - <<” No hubo alumnos de intercambio en el Caliz de Fuego…bueno, yo tampoco estaba…”>> - En ese momento Mark interrumpió mis pensamientos.

-         ¡Vale! – dijo alarmado – ¡Ya se lo que nos faltaba! ¡Los libros! –
-         Ay Dios…tu mamá estará aquí en 10 minutos – dije – ¡corre!

Así que Mark y yo con muchos paquetes, una lechuza que se quejaba, y magos y brujas llamándonos cosas, llegamos agotados a Flourish y Blotts. Mark dejo los paquetes en la puerta y corrió a buscar sus libros, yo me disponía a hacer lo mismo. Pero, no tuve necesidad de eso. Entrando a la librería estaban exhibiendo un nuevo artículo.  

LO BÁSICO EN HOGWARTS.
Es cierto que cada profesor cambia de libros para pedir, pero esta biblioteca tiene lo necesario para los 7 años de educación. Si necesita algún libro que no esta en esta biblioteca, le daremos el libro al  ridículo  precio de 10 sickles de plata.

Al lado del letrero, había un librero con muchos libros, el cual comenzó a comprimirse, ya que el dependiente, estaba mostrándoselo a unos clientes.

-         Además, puede comprimirse hasta caber en una mochila, y ser ligero como una pluma – dijo él alegremente, mostrándoselo- y si lo compra hoy puede tener un descuento…
-         Muchas gracias, quizá el otro año - dijo la señora, y yo mientras pensaba en mi suerte al tener aún la mayor parte de el dinero de la apuesta, grité.
-         ¡Yo lo quiero señor! – el dependiente sonrió y en menos de 3 minutos estábamos afuera con las compras.
-         Si que eres ñoña- dijo Mark burlonamente, yo solo rodé los ojos. En realidad estaba feliz, sentía que iba a necesitar estudiar y esforzarme más para estar a la par con los demás.

Agotados, llegamos con mi tía, que nos esperaba. Y nos fuimos, por desgracia mía, de nuevo por la red flu. Aunque esta vez, no me caí.